domingo, 22 de agosto de 2010

Mi pequeño inquilino nocturno.


Mis ojos se abren como si la mañana entrara por mi ventana y la luz destellada no es el astro rey iluminando mi cara, es el poste de afuera creando mi alba y con esto da inicio a mi insomnio de madrugada.

Despierto de mi mundo onirico al plano terrenal en el que existo, obligando a mi sueño a desaparecer de imprevisto. El conciente ahora esta presente desplazando al inconciente, regresando del estado latente a mi mente.


Obligo a mis parpados a cerrar, porque mi mente quiere descanzar, mi cuerpo esta agotado y cansado pero mis ojos se conforman con solo estar pegados.


Mi boca seca y mi conciencia alerta provocan que mis ideas se pierdan y mi lucides hoy se ausenta, mi cordura se estresa y mi anatomia se tensa, todo parece duro hasta la simple idea de perderme en un sueño profundo.


Esta noche no estoy solo, me acompaña y abraza el insomnio a quien le dedico estas palabras y mientras el descansa mi pluma todo lo narra. Noche a noche sin previo aviso asalta mi cama, torturando y mortificando a esta pobre alma. El es parte de mi, es la voz que no quiero escuchar, el que me susurra palabra por palabra aquello que pretendo olvidar. Despues de unas horas finalmente se cansa y a abandonar por fin se prepara, se que vendra el no me falla, "hasta mañana" me dice y mi cuerpo al fin descansa.


Entre sabanas y almohadas escribo estas palabras, tabaco y luz tenue es el panorama de este ambiente.


Con estas lineas caigo tendido hacia lo que fue mi sueño interrumpido...